Día Mundial de la Obesidad
Existe poco debate acerca de cómo alguien se vuelve obeso: come más de lo que gasta. Los intensos debates se desarrollan en relación a cómo toda una especie ha ganado peso tan velozmente. Sin duda la ingesta calórica es un determinante crítico del peso. La ganancia de peso es un fenómeno que se asocia a un exceso de calorías de cualquier origen. No está vinculada con el consumo de ningún alimento en particular. Todas las calorías cuentan. Por eso restringiendo un grupo de alimentos, solo encararemos una pequeña porción del problema, con el riesgo de que los resultados no sean los deseados.
A los dos grandes factores conocidos, los llamados “big two”, exceso de calorías y sedentarismo, se agregan otros. Entre ellos, la deuda de sueño pues dormimos menos de 7 horas y eso engorda, los pesticidas o algunos plásticos que engordan, una flora intestinal que agrega calorías, la climatización constante de los ambientes que nos evita tener que gastar calorías, fármacos que generan ganancia de peso.
En este Día Mundial de la Obesidad me gustaría dejar un mensaje: ¡juntos podemos detenerla!
Es imprescindible reducir el consumo calórico, ya sea manejando porciones o reemplazándolas por versiones reducidas en calorías. Porque prohibir, como algunos fundamentalistas proponen, solo genera mayor deseo. Hay que asumir que el placer no es un extra: es el eje de nuestras decisiones cotidianas cuando hablamos de comida y bebida. Hay que construir puentes entre la alimentación y el placer, como planteo en mi libro “No Dieta”. Pero además hay que encarar un acuerdo de compromiso multisectorial basado en alianzas para solucionar los demás factores de riesgo.
En este Día Mundial de la Obesidad me gustaría dejar un mensaje: ¡juntos podemos detenerla!
La obesidad es una enfermedad compleja. Los problemas complejos no se resuelven con engorrosas fórmulas matemáticas. Se abordan con estrategias creativas, con alianzas. Estado, agroindustria, educadores, cocineros, profesionales de la salud, medios y líderes de opinión deben trabajar en conjunto para comenzar a revertir esta epidemia. Para ello, es necesario cambiar no solo el mercado o la cultura sino el paradigma del tratamiento de esta enfermedad compleja. Debemos dejar de lado las dietas de hambre, las dietas de moda, la obsesión con la delgadez que aumenta el malestar con el cuerpo. Debemos instalar puentes entre la comida y el placer. Comer sin demonizar. Debemos virar de la idea del cuerpo como objeto al cuerpo como instrumento para disfrutar, vivir... Para eso te necesitamos. La realidad la creamos entre todos. ¿Podremos contar con vos?